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Queens of the Stone Fighters

  • proyectospoiler
  • 12 sept 2017
  • 3 Min. de lectura

NOTA PUBLICADA EN EL ÚLTIMO NÚMERO DE SPOILER

Un día de estos el mundo va a explotar de tanto maniqueísmo. Porque desde que aparecieron los colores y el blanco fue opuesto al negro, el mundo vive en esta tensión: lo bueno y lo malo, ganar o perder, ir o venir, Soda o Redondos, River o Boca. Y así hasta el infinito. Pero entre tanta elección definitiva surgió una excepción: dos de las bandas que han construido el sonido del rock norteamericano del siglo XXI desmoronan esa obligatoriedad de elegir por una u otra y funcionan como una unidad. O, mejor dicho, como dos organismos simétricos. Porque, en definitiva, Foo Fighters y Queens of the Stone Age son dos caras de la misma moneda.

Han pasado más años de los deseables para volver a escuchar un trabajo de estudio de ambas bandas. Ahora, casi de imprevisto (como les gusta a ellos), ambos anunciaron la salida de sus respectivos discos. Villans, de la banda de Josh Homme, tendrá disponible el play el próximo 25 de agosto, mientras que Concrete And Gold llegará recién en septiembre. Con el anuncio todavía fresco, hay una cosa que es segura: cuando ellos suenan, no hay nada que se escuche más fuerte.

Queens of the Stone Age

En esa simetría esbozada hay algo de lo que no hay dudas: mientras que Foo Fighters es, probablemente, la banda más hitera de su generación, QOTSA ha preferido la búsqueda personal. El deseo individual por sobre el efectismo; la construcción de un estilo con copyright por sobre el gusto universal. Y que le guste a quien le tenga que gustar. Y tanto es así que en la construcción de su estilo han conseguido lo que pocos: ellos no hacen stoner. Son el stoner.

Sin embargo, para su nuevo trabajo han elegido un productor que, a priori, resulta disonante. Mark Ronson, en una primera lectura, es todo aquello a lo que Homme y los suyos le han escapado: un hitmaker. Sus trabajos lo confirman –y el registro de sus charts mucho más-: trabajó con Paul McCartney, Lady Gaga, hizo explotar a Amy Winehouse con Back to Black y se ganó regalías de por vida con Bruno Mars y su Uptown Funk. Pero, sin embargo, la elección también se justifica en otras de las virtudes de Ronson: la capacidad para profundizar y radicalizar el estilo y el gusto de sus producidos. Y, tal vez así y de una vez por todas, Queens of the Stone Age pueda conjugar temazo y hitazo.

Foo Fighters

Lo dicho: los de Dave Grohl han sido pensados, creados y trabajados para ser cantados por multitudes. Si ese estribillo no es coreado por miles, simplemente no ha cumplido su cometido. Y tal vez allí radique el mayor desafío de una banda que se ha cansado de sonar en la radio: la imposibilidad de escapar al golpe fácil. Porque si QOTSA todavía no ha podido balancear un disco con gran nivel compositivo y buena capacidad hitera, los Foo

Fighters todavía no han tenido la capacidad para separar en términos: no hay buena canción de ellos que no sea un hit.

En ese sentido, su nuevo trabajo se presenta como un desafío tácito. “¿Se acuerdan de aquel descanso que nos habíamos tomado? Bueno, mentíamos. Hemos pasado los últimos seis meses preparando de manera secreta un enorme y nuevo disco de Foo Fighters” anunció Grohl en una carta sorpresa por redes sociales. Tal vez esa tranquilidad fuera de la vorágine era lo que necesitaban. Y, tal vez así y de una vez por todas, Foo Fighters pueda separar temazo de hitazo.

Patricio Cerminaro


 
 
 

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