Leo Oyola, diez años después
- proyectospoiler
- 9 sept 2017
- 2 Min. de lectura

NOTA PUBLICADA EN LA ÚLTIMA EDICIÓN IMPRESA DE SPOILER
Con el lanzamiento de Kryptonita y con el posterior lanzamiento de su película y su serie de TV, Leo Oyola ganó reconocimiento, es cierto, pero sobre todo legimitó, una vez más el prestigio que precedía a esa notoriedad pública. Porque así suele ocurrir: primero se hacen las grandes obras y luego se llega al éxito. Ahora, diez años después de su escritura y su publicación en tierras españolas, se acaba de publicar en Argentina su novela Chamamé. Es que los tiempos son los de la ley y no los del deseo: en 2007, Oyola firmó con una editorial española un contrato que lo obligaba a mantener su publicación en tierras europeas durante diez años. Pasado ese tiempo, la novela no envejeció: maduró.
El trabajo transita, con vértigo y voracidad, por los caminos del western vernáculo. El relato está plagado de violencia y de sordidez, de códigos de barrio y de historias de ruta, de religión y traiciones, de guiños al rock y al cine de Hollywood.
Es que, Oyola, como todos, está atravesado por su coyuntura: “En todo lo que uno escribe, siempre están presentes los gustos. En Chamamé apareció todo mi prontuario musical, cinéfilo y sentimental porque El Perro está en un momento de coyuntura en su vida. El tipo habla de sus amores y de sus odios, una balanza que determina quién sos vos”.
Y el quién sos vos, el descubrimiento, la búsqueda y el encuentro, estuvo bien presente en ese momento de creación: “había perdido un laburo en el que estaba hace años, básicamente porque cambió la administración. Lo que más me jorobó de toda esa movida fue que compañeros que quedaron arreglaron su permanencia por puestos de trabajo más jerárquicos. Además fue la primera y la única vez que tuve que hacer terapia. Me di cuenta que si quería dedicarme a ser escritor, ese era el momento de afrontarlo. Hablando de eso en terapia, la terapeuta me dijo ‘hacé una novela sobre la traición’ y así surgió Chamamé”.
Y ese click fue el punto de quiebre: a partir de allí, de a poco, Oyola fue ganando el prestigio que hoy lo acompaña. Pero ganó algo más: “Mis historias anteriores a Chamamé eran policiales más clásicos. A partir de allí empecé a mostrar las cosas que tenía para dar como escritor”.
Guillermo Cerminaro
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