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13 Reasons Why: Antes de que sea tarde


Mucho se ha hablado en estos días sobre la nueva serie de Netflix que aborda la temática del acoso escolar, el ciberbullyng y el suicidio adolescente. 13 Reasons Why (“Por Trece Razones”) es una ficción basada en el libro homónimo del escritor Jay Asher y cuenta entre sus productores ejecutivos con la actriz y cantante Selena Gómez. En esta nota, analizamos en detalle algunas peculiaridades de la historia que nos llamaron la atención y resultan de gran importancia para los tiempos actuales.

El bullying es un fenómeno social que en la última década ha dejado de considerarse una simple “broma de chicos” dentro del aula, para ser debatido por los medios de comunicación a nivel global.


Generalmente, hasta que no ocurre un hecho de gravedad como pueden ser las violentas golpizas a la salida de un colegio o sucesos trágicos e irreversibles en donde el joven acosado constantemente decide quitarse la vida, la cuestión pasa desapercibida. A pesar de las conocidas campañas antibullyng en las que distintos ídolos adolescentes suelen ser las caras visibles que buscan concientizar, las autoridades educativas eligen mirar hacía un costado. Con la propagación de las redes sociales y el uso de celulares y otras nuevas tecnologías que los cada vez más jóvenes utilizan para comunicarse, el hostigamiento continúa creciendo en todos los ámbitos. De esta manera, el denominado ciberbullyng se ha establecido en la sociedad como una de las formas de violencia más comunes.


La plataforma de streaming dio a conocer su nueva ficción original que nos muestra como impacta en la vida del adolescente el hecho de ser víctima de diversos tipos de abuso por parte del entorno escolar. Como se trata de un tema que requiere de profundidad y cuidadosa observación (no olvidemos que son los sub 18 la mayoría de los usuarios que consumen este tipo de series), vamos a deslizar algunas críticas puntuales.


13 Reasons Why narra las trece razones del suicidio de Hannah Baker, una adolescente que se cambia de colegio y desde entonces comienza a recibir toda la humillación y el menosprecio de sus pares. Antes de acabar con su vida, Hannah (interpretada por Katherine Langford) deja grabados una serie de cassettes con una lista que indica los nombres de las personas que deben ir pasándoselas. Su ex compañero Clay Jensen (Dylan Minnette), es el último en recibir la caja que contiene las cintas y junto a él, los espectadores irán conociendo cada uno de los motivos que condujeron a Hannah hacía su triste final.


Las burlas se originan a partir de que Hannah sale con uno de los típicos chicos populares y éste le saca una foto con su celular en la que se le ve parte de su ropa interior. Acto seguido, otro de los varones admirados dentro del instituto, viraliza la fotografía y en todo el colegio se expande el rumor de que la joven tuvo relaciones sexuales porque es una chica “fácil”. Primer problema a la vista. En ningún momento se señala la cuestión de la negación al control de nuestro cuerpo como mujeres. En un mundo donde la vestimenta, la vida sexual, el embarazo y la maternidad se encuentran siempre bajo la mirada punitiva de una cultura patriarcal, la serie no toma una perspectiva de género en cuanto a la iniciación sexual. El mensaje que sobrevuela el capítulo es que Hannah no se merece semejante atropello porque no es la clase de chica que se acostaría la primera noche.


A medida que pasa el tiempo, la escalada de violencia contra Hannah se hace cada vez más intensa. Pero si hacemos un breve paseo por las 13 razones, podríamos pensar que gran parte de ellas no son lo que llamaríamos determinantes o de especial interés. En realidad, no es ningún error del autor si tomamos en cuenta que estamos hablando de lo que sucede por la cabeza de una adolescente en edad escolar. Todos los que hayamos pasado por esa etapa sabemos que cada problema se redimensiona; el futuro se ve muy lejano y el colegio es, después del hogar, el segundo ámbito más importante. Para Hannah que sus dos únicos amigos la hayan dejado de lado es una de las razones necesarias para no querer vivir más. Así como suena. Y por supuesto, los hace responsables de su decisión. Y en este punto, el de la culpa, es donde quizás el enfoque no sea el más acertado. “Todos matamos a Hannah”, expresa uno de los protagonistas. Considerar asesina a una chica porque dejó de hablarle a su “amiga” (apenas se conocían), o a otro de los estudiantes porque en un capítulo le roba unas cartitas afectuosas, nos lleva al borde del patetismo. La separación entre cómo Hannah percibe el mundo y cómo es en realidad, no se hace presente. Todo parece ser uno solo.


Uno de los personajes mejor construidos es el de Bryce, el joven de clase alta, respetado y parte del equipo de básquet del colegio. Se trata de un personaje oscuro, que se va descubriendo muy de a poco y que Hannah lo nombra en sus cintas como una de las razones, la más importante, de su suicidio. Bryce tiene todas de las características que describen a un hombre violento. En principio, se trata de un chico que tiene poder económico y lo utiliza para manipular a sus amigos, especialmente a Justin Foley, el capitán del equipo cuya situación económica es vulnerable y tiene que vivir con su madre drogadicta y un padrastro golpeador. Justin ve en Bryce una especie de hermano, ya que siempre lo ayudó monetariamente, y esa relación de dependencia lo lleva incluso a volverse cómplice de los más terribles actos. Bryce encaja dentro del tipo de abusador que frente a la sociedad se muestra como simpático, sociable y un líder nato. Su participación en la serie manifiesta escenas crudas de una forma muy realista.


La naturalidad con la que se muestran como suceden las violaciones es otro de los logros dentro de la historia. La conciencia colectiva nos lleva a veces a suponer que todas las violaciones ocurren en un descampado o en un callejón oscuro, sin embargo, muchas de ellas son cometidas por personas que conocemos y en ámbitos que nos son familiares. En este caso, la serie trata el tema con vital importancia y apunta a la reflexión.


Por último, es importante citar el papel negador que juegan los responsables del colegio. En la comunidad educativa, nadie parece observar lo que acontece en los pasillos, ni siquiera los profesores en sus propias clases. La única entrevista que tiene Hannah con el consejero de la escuela, justo antes de su muerte, resulta decepcionante debido a la negligencia del adulto. Lamentablemente, estas situaciones son de lo más habituales y la intervención de las autoridades llega una vez confrontadas las consecuencias. Sin políticas de prevención, no se puede apostar por un contexto saludable para la formación.


Recomendación: Love Will Tear Us Apart no es el único tema bueno de Joy Division. Media pila para los queridos escritores de novelas juveniles.


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