Review: Riel - Sueño Eléctrico
A pocos días de finalizar el año, vio la luz uno de los lanzamientos más interesantes de este mismísimo 2016. Estamos hablando de "Sueño eléctrico", flamante LP de Riel. Dicho dúo, conformado por Mora Riel en guitarra y voz, y Germán Loretti en batería, cumplió con creces respecto a la expectativa que generaba su tercera placa de estudio; tras sus antecesores “Riel” (2012) y “En viaje” (2014).
Grabado en Estudio Boyacá, "Sueño eléctrico" se encuentra disponible en Bandcamp, y editado en formato cassette por el sello Cíncope Records.
El LP consta de 10 temas, dándole al álbum una totalidad de 30 minutos de duración.
"Sueño eléctrico" abre con "Intro": paciencia y dedicación casi inusual para dar comienzo al viaje. Viola surfera, batería fuerte y a tempo. La base está, y el golpe rítmico que aporta Loretti desde los parches, nos hace olvidar de la ausencia del bajo.
Sigue con "Vertiginosamente". Lo dice el título: velocidad. Este dúo de paredes sonoras reafirma aquí la propuesta del disco: un sueño eléctrico con sobredosis de solidez post punk.
A continuación, uno de los temas más interesantes del disco: "Nocturno". Tenebrosidad. El juego espectral que se lleva a cabo entre música y lírica, es único. Es decir, salta por sobre las barreras del mero ruido. Sonido y paisaje de film.
Después, "Pasajes". Aquí, una vez más, Mora Riel y su presencia power que se alimenta a base de imágenes oníricas: "Los pasajes, los baldíos y el frío rompían los sonidos".
Promediando la placa, "No se puede morir de insomnio". En la senda del bien, marcando perfectamente el pulso alternativo y noise, y sin dejar de lado su fiel impronta discursiva: “Nadie sabe de mí y de mi insomnio”.
Para partir el disco en dos, y convertirlo así en una suerte de mediador, llega el "Interludio". Distorsión en estado de psicodelia, dream rock. Climas imposibles que te transportan a otro plano.
Comenzando lentamente la ruta de la despedida, "Nosotros". Complemento de guitarra y batería a flor de piel, conectando energías y elevando la música a la enésima potencia. Una sala de ensayo, un dúo de garage, y a sonar por el universo.
El próximo track es "Me voy". Para enfrentar los desniveles de la vida, actitud joven.
Antes del cierre, "Vibrando / Tesla Coil". Más pensante, quizá, y menos caótico. No por ello menos eléctrico, claro está.
El final cae de la mano de "Outro". Reflexión en su máxima expresión, nadie los apura. Independencia lograda. El mensaje que nos deja, tratándose este último track de un instrumental, es que cada sonido es importante y cada silencio merece su atención. Siete minutos y monedas de un broche de oro para el álbum.
De este modo, los Riel te dan una patada en los dientes pero sin perder la destreza habitual. Eso sí: después de semejante sopapo sonoro habrá tiempo para levantarse del piso, porque en el fondo no deja de ser un juego (rockero) de chicos que sueñan a lo grande.