Review| La Machacha - La secta del cuchillo y el coraje
En el año 2001, los hermanos Alfredo y Leonardo Shuring tuvieron una visión: reclutaron unos cuantos músicos porteños y formaron La Machacha, con un claro objetivo tácito: perseguir las huellas del formato canción.
Hoy, 15 años después y luego de Marionetas en la Noche, lanzan su nuevo trabajo, La Secta del Cuchillo y del Coraje y, de alguna manera, aquella visión primitiva se vuelve realidad. Porque si se buscan los recuerdos del rock canción, el rock nacional inevitablemente gritará por Los Redondos. Y este nuevo álbum lleva su marca indeleble por donde se lo mire, desde la ilustración de tapa, dibujada por Rocambole, hasta el mismísimo nombre del disco, creado por la mítica Negra Poli.
Entonces, el sonido tenía una deuda con su entorno. Y la saldó con creces. Todo suena como una reconstrucción con paciencia arqueológica de aquello que fue, no un homenaje, sino más bien una relectura del legado ricotero. Ya desde el comienzo, la guitarra de No me ves? Invoca a aquel rey invisible pero omnipresente. Y todo fluye por la misma senda.
Sin embargo, no de una sola banda vive el hombre. Y menos La Machacha. Porque track a track va dejando una estela de rock nacional en los oídos. Y para ejemplos, sobran invitados: Micky Rodríguez, ex bajista de Los Piojos, se luce en El Tesoro, Bernardo Monk hace lo propio en Mi Genio Amor y Gabriela Martínez, bajista de Las Pelotas, aporta sus graves en Mente Criminal.
Sobre el final, Paz y Guerra, el track que cierra el trabajo, aporta, desde su nombre, una metáfora involuntaria de la amplitud sonora del grupo: todo puede estallar y ser intenso como en Jano o la introspección puede ser la ley, como en Casi Sin Suerte. Y de esa contradicción surge un nuevo estilo. No el de Los Redondos, ni siquiera el del compendio del rock nacional todo. El de La Machacha. Y está bien que así sea.