top of page

Iggy Pop: la leyenda es cierta


En el mundo del rock y sus derivados, hay historias fantásticas. Más que historias, leyendas. De esas que nunca se sabe si son reales o exageradas. Algunos se criaron con “Caperucita Roja”, otros con el cuento del extraterrestre Ziggy Stardust. A veces la vida recompensa y regala la posibilidad de vivir en primera persona la música de seres casi mitológicos, esos que vienen de un lugar que parece una tierra muy lejana. Ayer en el BUE, Iggy Pop aterrizó para demostrarle a aquellos que no lo conocían más que en sus discos, que todo lo que se dice de él es verdad.

“I Wanna Be Your Dog”, de los Stooges, abrió el recital, con un Iggy energético (y sin remera, claro), y casi sin respiro, continuaron las clásicas “The Passenger” y “Lust for Life”. El público arrancó con la misma fuerza que la Iguana, que invitó a todos a embarcarse en un viaje que repasaría gran parte de su carrera. “Sixteen”, “Some Weird Sin”, “Sister Midnight” y “Nightclubbing” (en la que Iggy jugó a ser cabaretera en una silla) y “Mass Production” fueron el pedazo Bowie-77’ de la noche. En la primera parte del show, “1969”, “Skull Ring” y “Real Wild Child (Wild One)” también dijeron presente.

Cuando Iggy reapareció en el escenario, le dijo a los de seguridad que se sentía solo y miserable, y que dejaran subir a algunos fanáticos. Acompañado por simples mortales, sonó “Repo Man”. Luego siguieron clásicos de los Stooges: “Search and Destroy”, “Down on the Street”, “Loose”, “Raw Power” y “No Fun”, con la guitarra sólida de Kevin Armstrong pero, por momentos, carente de la crudeza necesaria. En el medio “Gardenia”, la única que sonó de Post Pop Depression, el trabajo más exquisito de Iggy en muchos años, gracias a la brillante colaboración de Josh Homme y compañía, que en vivo no sonó tan bien como en el disco. Después de tanto punk y saltos, Iggy y su banda cerraron con “Candy”, “el tema de la radio”, casi para aflojar un poco los pies.

La Iguana se quedó un rato más en el escenario, para saludar, sonreír, bajar a tener contacto con los que estaban contra la valla (algo que hizo más de una vez a lo largo de la hora y media de concierto), en fin, para despedirse. Su cuerpo, chueco y con cicatrices, dice algo de su historia; sus movimientos hipnóticos hacen que nadie pueda sacarle los ojos de encima; su energía es la de un pibe. A diferencia de otros artistas vivos de su edad, los años a Iggy no lo castigaron: demostró que envejecer es solo para el que quiere hacerlo, él es el punk y el salvaje por excelencia: todo lo que te contaron sobre la leyenda de Iggy Pop es verdad.

Follow Us
  • Twitter Basic Black
  • Facebook Basic Black
Últimos posts
bottom of page