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Review: Un traidor entre nosotros


A priori, desde el título, Un traidor entre nosotros (Our Kind of Traitor, 2016) evoca a una máxima piramidal en el mundillo de espías. El espectador estará atento al quién, al cuándo, al dónde y al por qué. La película comienza y aparecen los personajes: ¿quién traiciona a quién? La directora Susanna White se encarga de esclarecer el interrogante de forma tajante con el correr de los primeros minutos.


Lo que pudo ser un acierto de inmediato deja de serlo. Con la premisa servida en bandeja, el resto del metraje será entretenido, pero sin un ardite de sorpresa. Dima (Stellan Skarsgård, a.k.a. John River en la ya recomendadísima River: 10 series de Netflix por fuera del radar) es el contador de la mafia rusa y, harto de poner en riesgo a su familia, decide cooperar con el MI6 y llegar a un acuerdo para poder extraditar a los suyos y estar a salvo de los altos jerarcas de Moscú.


Allí se detiene el suspenso y arranca el entretenimiento. Durante un viaje relámpago para reavivar el fuego del amor, Perry (Ewan McGregor) se va de viaje junto a su esposa a tierras marroquíes, donde conocerá a Dima. Éste, el mejor personaje de la película, se acercará sutilmente a Perry para brindarle una suerte de disco externo donde incrimina a todos sus pares mafiosos.


En el trajín, Perry hará contacto con Hector (Demian Lewis), un agente del MI6 gustoso por deschavar a tamaña organización y colgarse una medalla más en su hombro izquierdo. Y aquí es donde logra emerger el espíritu del novelista John le Carré, autor de la novela del mismo nombre que White llevó a la pantalla grande: las locaciones con París y Marrakech a la cabeza; el ida y vuelta constante de los espías; el contraespionaje y el posterior éxodo.


Un traidor entre nosotros pasará sin pena ni gloria por las grandes salas, aunque siempre sabiendo que su propósito, el de entretener, estará en parte cumplido.

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