Orange is The New Black: La temporada más dramática de la serie
El pasado viernes 17 de junio Netflix estrenó la cuarta temporada de una de sus series más exitosas, hablamos de Orange is The New Black. La ficción, que dicho sea de paso ya anunció la plataforma que renovará hasta una séptima temporada, desarrolla en estos nuevos 13 capítulos el momento más crítico para las prisioneras de Litchfield.
La cuarta temporada comienza con el conflicto de la llegada de nuevas reclusas, lo que provoca, por un lado, una superpoblación y todos los problemas que ello conlleva (baños inaccesibles, escaso tiempo para las comidas del día, pequeños cubículos como dormitorio para cuatro personas, etcétera), y por otro, el hecho de que las latinas comienzan a tomar poder ya que ahora son mayoría.
Ante tal situación, el director Joe Caputo toma la decisión de despedir a los guardias que nos habían acompañado hasta ahora y contratar mano de obra barata, en este caso, ex combatientes de guerra que aplicaran severas medidas en pos de un orden social basado en la segregación racial.
Los nuevos oficiales a cargo de la penitenciaria y bajo las órdenes del guardia Dessi Piscatella, reforzarán en cada sanción y acto abusivo el pensamiento de que las reclusas merecen un trato inhumano por estar allí dentro. Las hispanas, con María a la cabeza, serán el blanco predilecto para la autoridad.
El personaje de Piper se ha ido endureciendo temporada tras temporada y es aquí donde toma verdadera conciencia de que ahora es la más temida y respetada dentro de la prisión. Pero su arrogancia la hará ganarse una fuerte competidora, María, que junto con las latinas recién llegadas le arrebatará el negocio de tráfico de ropa interior. Mientras tanto, la relación con Alex irá estabilizándose de a poco ya que a pesar de haber sufrido un quiebre debido a la traición de Piper en la tercera temporada, ambas se necesitan más que nunca.
Aunque el foco este puesto en las consecuencias del ingreso de las nuevas reclusas, durante los recientes capítulos iremos conociendo más acerca del pasado de algunos personajes antiguos de la serie, como Maritza, Blanca, María y el consejero Healy. Incluso Lolly tomará mucho protagonismo durante esta temporada, debido a sus crisis psicóticas constantes y el miedo permanente de Alex y Frieda a que revele el secreto del cual forma parte.
Una gran incorporación es la de Judy King, la estrella de televisión adorada por Poussey. Un personaje divertido, que toma todo con tal humor que parece más estar de excursión que cumpliendo una condena. Obviamente, el trato de las autoridades para con ella será diferenciado por miedo al que dirá la prensa o a posibles demandas de la famosa fuera de la prisión. Sin embargo, su frescura hará que mantenga buenas relaciones con las otras mujeres, sobre todo con el grupo de las afroamericanas.
Los capítulos finales estarán cargados de tensión a causa de los enfrentamientos entre oficiales y presidiarias. La rebelión ha dado inicio y todos los grupos están comprometidos con terminar con los abusos policiales. Pero las cosas no saldrán como esperaban y en esta, la temporada más cruda de OITNB, afrontaremos la triste pérdida de uno de los personajes más queridos de toda la serie.
En conclusión, Orange is The New Black no ha perdido un gramo de su esencia, esa que su creadora Jenji Kohan se encargó de dotar de momentos graciosos, crueles, dramáticos y especialmente críticos del sistema carcelario. La cuarta temporada deslumbra gracias a su oscuridad así como también como por sus relatos reflexivos y cuestiones existenciales. Las puertas de Litchfield han sido abiertas otra vez y afortunadamente habrá mucho más por conocer.