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Review: Camerú- XXI


El primer disco de Camerú, XXI, entra por tus oídos de una manera muy particular, similar a la de tomar un buen whisky. El primer trago de este álbum es fuerte, nos sorprende, nos obliga a saborearlo varias veces y a disfrutar las diferentes capas que aparecen cuando suena.


Encontramos en él destellos de Spinetta, Pez y Serú Girán; todo con un dejo pop que nos obliga a re-escuchar inconscientemente varias de sus canciones. El disco pasea con un groove por el cual no podemos dejar de levantar el pie del suelo marcando el tiempo.


La banda compuesta por Gastón Lipszyc en voz y guitarra, Juan Ignacio Clavell en teclados, Jeremías Perteagudo en batería, Leandro Tenenbaum en bajo y Martín Lema en viola, nos regala un audio excelente logrado en MCL, uno de los más lindos estudios que hay para grabar en la actualidad.


Si nos metemos a desglosar este disco encontramos que el primer tema es el que le da nombre a la placa. En él, la banda nos marca rápidamente la realidad de una nueva generación que empieza a tomar fuerza en la escena emergente nacional.“No somos chicos del Siglo XX, sabemos lo que es andar con la nariz pegada a la pantalla” dictan los primeros segundos de la letra. Luego agrega: “Somos la gota que mueve las aguas de éste río”; informándonos lo esencial de la juventud en esta nueva ola musical.


'Estratagemas' es el tema que nos abre el juego a pensar un poco más; es un llamado a no quedarse quieto: “No te quedes a ver y comprende que nadie esperara por tu despertar”. Salí, enfrentate a la realidad, no te duermas en tu comodidad que la vida se te va.


El punto más alto del álbum compuesto por 7 canciones es 'Se confesó', el quinto tema. El groove, el sonido R&B de ésta balada con tintes románticos y sensuales, nos recuerdan que la percusión en el rock queda excelente si es bien utilizada. Punto aparte y aplausos de pie al solo de Hammond que surge en el declive de la melodía que se retira en fade out.


XXI es un excelente disco que los va a sorprender por su sencillez y su hermosura. Como los buenos whiskys merecen su tiempo para saborearlos y no se debe caer en escucharlo en cualquier momento del día, la noche es excelente compañía para los 31 minutos que componen la primer placa de Camerú.

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