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El mes de nuestras vidas, Mundial 86.


Un mundial no es poca cosa. No es un evento más en la vida de los seres humanos. Poca gente de los que pisamos los 40 para arriba se acuerda dónde estaba cuando se cayó el muro de Berlín.


Probablemente menos se acuerde de dónde estaba cuando Gorbachov estableció la Perestroika, o en el capítulo final de Amigos son los Amigos o Grande Pá, por decir dos hits televisivos. Pero sí uno recuerda perfectamente dónde, con quién, y qué comió en los partidos de un mundial. Está marcado a fuego en el habitante medio argentino, futbolero y “reunionero”. Para dar una idea de la magnitud de un mundial, la final de Argentina – Alemania de 2014 la vieron 1.110 millones de personas. Es decir casi una persona de cada 6 en el mundo estaba haciendo lo mismo en el mismo momento. Una locura.


En 1986, Christian Rémoli, quien generosamente nos recibió en su casa, rondaba los 13 años. En su Junín natal, a 260 km de la Capital Federal, hacía lo que cualquier chico argentino –o casi-, hacía. Jugaba al futbol en el Jorge Newbery, muy cercano a la estación de tren, en Pueblo Nuevo. Y soñaría, por qué no, con jugar en primera, o quizás en un sueño más utópico, en la selección, y allí en un Mundial. ¿Por qué no? En esa época de inocencia, el mundial era una opción. Y esos niños de 13 lo éramos mucho más que los de ahora, con tecnología y otro acceso a la información, o con niños de esa edad con contratos con sponsors y clubes porque ya los ficharon.


Lo que probablemente no se imaginaba es que iba a producir, 30 años después, un documental de ocho capítulos de lo que, para muchos que lo vivimos, es el mes, o uno de los meses más importantes de nuestra vida. La Historia Detrás de la Copa, que se emite de a dos capítulos en la TV Pública – y los ya emitidos pueden verse en la red-, miércoles a las 22 horas, es un excelente reflejo de la historia. De ese mes de junio del 86 y de todo el camino recorrido para llegar hasta ahí. No sólo el deportivo, sino todas las aristas. Las ganas de la UCR de voltear a Bilardo y reponer en el cargo a Menotti, la última charla entre los dos DT campeones del mundo, la aventura de Tilcara para aclimatarse a la altura. Todo. Documental que nació 10 años antes, en el 20º aniversario. Cuenta Rémoli que recibe un material de una cámara privada de la concentración del 86, que en TyC se usaba poco y nada, y él entendió que esa hora y media era el germen de algo más que lo poco que se había usado hasta entonces. Crédito del INCAA para TDA mediante, seleccionado en un concurso, se materializó el proyecto, aprovechando nuevamente el aniversario redondo.


El documental incluye viajes a Madrid –con el imperdible aporte de Valdano-, Lecce –Pasculli-, y Tilcara, entre otros. Incluye todas las turbulencias futbolísticas de un equipo que recuerda Christian, “salvo el partido contra Colombia de visitante, en la Eliminatorias fue un desastre.” Agrega que a esa mala performance se le sumaba la nafta al fuego de Clarín Deportivo –aparecen Pagani y Hamilton en el documental-. Y, a todo esto, agregarle la idea de Bilardo de jugar sin wines, una novedad total que, mientras las cosas no salían, ayudaba al golpe a golpe que le propinaban al narigón. Pero Rémoli, si bien destaca que en su búsqueda de innovar y mejorar, la táctica de Bilardo “…era nueva, pero era mala.” A tal punto nadie creía en la selección, que el mundial se relató desde Buenos Aires. “El padre de Zelada –tercer arquero- había sacado pasajes a Cancún ni bien terminaba la primera rueda”. Confianza ciega.


Y no ilógica, por cierto. Sobrevuelan ahí las palabras de Valdano quien recuerda que “…no le ganaban ni a los juveniles del América una semana antes del Mundial.”


Y acá viene la pregunta del millón: ¿Cómo ese equipo de las eliminatorias pésimas logró salir campeón? ¿Cómo los que no le ganaban a los juveniles del América jugaron 7 partidos en 28 días, en donde enfrentaron a 4 ex campeones del mundo, ganando 6 y empatando 1, convirtiendo 14 goles, 2 por partido, y recibiendo apenas 5, menos de 1 promedio? ¿Cómo ese equipo en donde ni los propios creían? En donde periodistas no cubrían el mundial por desconfianza y los familiares de los jugadores pensaban más en el All Inclusive o en el factor de protección del bronceador que en pasar a octavos de final. El director ensaya dos respuestas, dos caminos que se suman. Por un lado, “…los equipos son como el tiempo, tienen otoño, invierno, primavera y verano, y el mundial lo agarró al equipo en verano.” Justito una semana antes no estaba en verano. Y el verano le agarra, justamente, en las fases finales, de octavos para adelante. Y por otro, “la cabeza de los jugadores”, la mentalidad para enfrentar ese desafío enorme que es jugar, y ganar, un Mundial.


El documental no deja tema de tratar. Se mete en el Passarella Gate también –“…algo pasó”, intuye Rémoli, con palabras del propio protagonista y quienes niegan la acusación. Y el allanamiento que esto significó para el encumbramiento de Maradona como líder, que se produce, justamente, recién en el Mundial.


Rémoli nos deja un consejo, una “posta” para hacer documentales. “Siempre los mejores testimonios son las segundas líneas”, ven la historia desde otro lugar. Santilli, ex presidente de River, cuando revela la operación retorno de Menotti, a modo de ejemplo. O cuando detalla la sangre que cae de la nariz de Grondona, al borde de la eliminación frente a Perú en las eliminatorias.


En definitiva, el documental, con notables testimonios de los jugadores, Bilardo, Menotti, y otros protagonistas que nos recuerda aquel mes glorioso del 86, se torna imprescindible. Si lo viviste, te emocionás, recordás, descubrís cosas que no sabías. Si no lo viviste, qué mejor puerta de entrada que esta para entender el momento histórico donde ocurrió, las distancias entre ese fútbol y el actual. La diferencia entre aquellos jugadores a quienes les llovía la pieza de la concentración, “…esos tipos comunes que hicieron algo extraordinario”, denominación que los saca del mote de “Héroes”, como se los conoció por el documental de la BBC-. En síntesis, la increíble historia de un equipo que una semana antes estaba para volver en primera ronda y nos dio la gloria máxima de los últimos treinta años. Gracias Rémoli, por estas lágrimas, por este documental, por esta Historia detrás de la Copa.

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