Crónicas vampíricas
Es un momento muy interesante para el cine del terror. Es extraño, pero de la nada salieron nuevas películas de varias nacionalidades, bajos presupuestos e ideas bizarras y maravillosas que hacen su ruido y son vueltas rápidamente películas de culto por cinéfilos nerds. Me encanta. Es emocionante. Cada seis meses, los internautas van tirando cosas como “Babadook”, “Te Sigue”, “Ex Machina”, “La Bruja”, “The Lure” y otras más. Son diferentes entre sí, pero todas no sólo quieren asustarte, quieren mostrarte cosas, quieren criticar y hacerte pensar. Quieren ser Películas.
“Una Chica Regresa sola a su casa de noche” es una de esas. El primer largometraje de Ana Lily Amirpour es fruto de un mundo postmoderno de comics, hipsters y “Crepúsculo”, pero también de un mundo gris. Y real. Y a veces perturbador.
En la ciudad ficticia iraní de “Bad City”, una vampira (¿“vampiresa”?) ronda las calles en blanco y negro buscando presas de las que alimentarse y, tal vez, algo de justicia. A lo largo de su camino se encontrará con dealers, unas prostitutas y un gato callejero que es un actor tan talentoso que tiene placa propia en los créditos del final. La vampiresa (vampira) no es el monstruo de la película, pero tampoco es necesariamente la heroína y, cuando el relato llegue a su fin, las personas que queden vivas no serán “los mejores”, ni “los peores”, si no simplemente personas. “Bad City”, seguirá siendo “Bad City”. Porque así es la cosa.