Review: Radiohead – A Moon Shaped Pool
Siempre hubo algo de rebeldía con respecto a Radiohead. A veces como una mera sombra que en su antinaturaleza hacía ruido en el inconciente colectivo o como un cataclismo de arte abstracto que desordenó los paradigmas sonoros de un grupo de músicos que tomaron la decisión de no ser los salvadores del rock. Los británicos dejaron de darle de comer a un género que entró en un círculo vicioso de crisis creativa desde hace mucho tiempo por culpa de una sociedad atontada por el capitalismo tecnológico y por la impaciencia de las fugaces vueltas del reloj moderno. El rock dejó de ser rebelde para ser industria, por eso los ingleses decidieron apostar por la exploración, en busca de una constante, adictiva y subversiva reinvención artística.
En 1997, “Ok Computer” no solo fue un disco de sonoridad revolucionaria, sino que también presagió la trampa de la tecnología y como esta nos iba a aislar de la sensibilidad humana, convirtiéndonos en seres mecánicos esclavizados por la adicción a la conectividad y atemorizándonos con no sobrevivir fuera de la red. En estos tiempos quizás ya no haya que preguntarse si hay vida después de la muerte, quizás sea momento de cuestionarse si hay vida después del Internet. Los de Abingdon se lo preguntaron a fines de los 90’ con cierta actitud profética. Así fue como diecinueve años después Radiohead desapareció del circuito, dejando en blanco tanto sus redes sociales como su página oficial. Incluso algunos comenzaron a barajar la posibilidad de que el conjunto británico se haya convertido en la primera banda de alcance internacional offline. Pero no, Radiohead no se desenchufó de la matrix, volvió en apenas dos días lanzando el sencillo “Burn The Witch” y publicando en una semana su nuevo álbum “A Moon Shaped Pool”.
El álbum
Cuando Radiohead dejó de ser una banda de rock en “Kid A”, nos acostumbró a la sorpresa en cada nuevo trabajo que la agrupación mostraba de su reinvención sonora, que guarda cierto ingenio musical y conceptual. Increíblemente, pese a la costumbre, nos siguen sorprendiendo. “A Moon Shaped Pool” a diferencia de su antecesor “The King of Limbs”, es más orgánico, sensible, delicado, más humano y menos robótico y de laboratorio electrónico. El álbum está cubierto por una manta orquestal que potencia la belleza sonora de Radiohead y genera un ambiente cinematográfico en todo el disco. La voz de Thom Yorke se mimetiza con las cuerdas en canciones como “Daydreaming” y “Glass Eyes”, generando un solo ser que descubre su existencia en las moléculas de las melodías.
La sonoridad acústica de “A Moon Shaped Pool” puede transmitir en su representamen una energía de mansedumbre y quietud contemplativa, pero en el fondo, esa aleación de voces, piano y cuerdas encierran cierta tensión esquizofrénica entre la cara apacible de cada canción y su “otro yo” que trata de escapar de abundante armonía. La intensidad que genera esta incesante lucha se descomprime en las guitarras que rebotan sobre el final de “Decks Dark” o en la única canción maquinal del disco que es “Ful Stop”, un brillante trance que destila oscuridad negra de su aura onírica.
Se podría decir que finalmente estamos en presencia de un álbum radiohesiano hecho por Jonny Greenwood. La tinta musical del cerebro artístico se nota en los arreglos orquestales y la naturaleza acústica que convierten a “A Moon Shaped Pool” en una banda sonora de un thriller psicológico que tiene como protagonista a una sociedad moderna confundida por su propia mente y con tendencias autodestructivas por sus imparables avances tecnológicos, que terminan siendo armamento pesado para adelantar el inevitable fin de su existencia.
¿Reinvención o reciclaje?
Radiohead es una banda de superación musical y de aventura. Explora, descubre y crea sonido con el hallazgo. Sin embargo, “A Moon Shaped Pool” generó una especie de anomalía en la religiosa colección del conjunto inglés, y es que de once canciones, solo tres son nuevas. Entonces ¿Se puede hablar de reinvención frente a esta desviación? La respuesta es si. Pese a que canciones como “Identikit” y “Present Tense” eran conocidas por miles de fanáticos, la sorprendente mentalidad creativa de Radiohead para con sus arreglos musicales convirtieron a estos “hits” de culto en obras plagadas de sorpresa e introspección, como la mítica versión de “True Love Waits”, que es una flecha en el corazón de los fans por parte del grupo, que les debía esta canción en un álbum.
Al igual que “The King of Limbs”, “A Moon Shaped Pool” será un disco que evolucionará y tomará formas distintas a lo largo del tiempo, como suelen suceder en los trabajos cargados de contenido, que están listos para ser desarmados para así poder descubrir sus secretos mas profundos. Mientras tanto, los fans se deleitan con el nuevo obsequio de sus héroes, después de tanto tiempo aguardando por este y controlando la ansiedad, siempre con esperanza, porque el verdadero amor espera.