Mecánica popular: Enseñanza o paja dialéctica
Malestar contra el vacío cultural, el esnobismo y las modas intelectuales. Lo nuevo de Agresti esta en el cine.
Alejandro Agresti es el responsable de obras exitosas en filmes diversos, como Valentín o El acto en cuestión, contador de historias totalmente intimas más allá del género. Es por eso que uno espera de Mecánica popular, su último trabajo, una vara bien alta. Así es como el director crea un clima perfecto para generar una trama encerrada, casi discursiva, que se vuelve hermética como alguno de sus personajes y que te puede expulsar de la sala de cine a pocos minutos del comienzo o te babeas durante 90 minutos.
Agresti cuenta una historia sencilla, de esas que pasan en una noche y que atrapan desde el planteo. Una escritora joven (Marina Glezer) llega a una editorial y exige que lean y publiquen su primera novela. Amenaza con suicidarse si el responsable del sello (Alejandro Awada) no cumple con su deseo. A partir de ahí la película se transforma en una sucesión de conversaciones en las que el personaje de Awada tiene mayor protagonismo: cínico, descreído, aficionado al whisky y el tabaco, se queja con una intensidad desmesurada de los que bajan línea en el mundo del arte, pero, paradójicamente, hace exactamente lo mismo.
Actuaciones impresionantes, de esas donde se dejó todo en la cancha. Romina Ricci como Marina Glezercumplen. Pero Alejandro Awada directamente le da vida a toda la película, interpreta el texto con cada gesto, con cada movimiento, es para aplaudir de pie.
Agresti escupe su malestar contra el vacío cultural, el esnobismo, las modas intelectuales, la herencia de la dictadura militar y hasta el cine de David Lynch, colocándose como el portador de una verdad. Por eso puede resultar una gran paja dialéctica o una de esas obras que se la juegan. Yo me quedo con la segunda.
Artículo publicado originalmente en http://climaxmag.com/cine/mecanica-popular-ensenanza-o-paja-dialectica