Marseille: El poder no se otorga, se arrebata
La nueva serie francesa de Netflix nos sumerge en un thriller político con la ciudad de Marsella como escenario de poder.
Lejos de intentar copiarse a sí mismo creando otra versión de House of Cards, la plataforma líder de streaming, Netflix, acaba de lanzar su primera producción europea donde la puja de poder es la excusa para contarnos un drama familiar lleno de venganza. Protagonizada por el aclamado Gerard Depardieu (Cyrano de Bergerac ,1990) y Benoît Magimel (La Pianista, 2001), Marseille nos retrata el quiebre de la relación entre el alcalde de la ciudad y su discípulo cuando éste opta por traicionarlo y pelear por el control del territorio. Las relaciones humanas, sus miserias y la degeneración que provoca en ellas la codicia, son el plato fuerte de esta serie cuya figura principal es nada menos que la amada ciudad de Marsella.
Luego de dos décadas en el poder, el alcalde Robert Taro (Depardieu) se enfrenta al final de su mandato y decide impulsar la construcción de un casino en el puerto de su querida ciudad. Su protegido y sucesor Lucas Barrès (Magimel) traiciona el deseo de su maestro a último momento y de ahí en más comienza una batalla cuyas razones escapan de la conquista del cargo político. Este drama originado por el guionista y productor Dan Franck, nos presenta una analogía del conflicto edípico en donde el hijo, en este caso Barrès, quiere matar al padre para así quedarse con el objeto de deseo, que no es otro que la ciudad sureña. Ambos personajes perfectamente logrados, dejan en claro desde un primer momento su enamoramiento por Marsella que los llevará a embarrarse las manos con tal de no renunciar a ella.
La serie exhibe condimentos importantes que develan el lado negro de la política: asesinatos, delincuencia organizada, corrupción, droga, clientelismo político y favores sexuales son algunos de ellos. La trama avanza a paso rápido, a tal punto en que en la mitad de la primera temporada Taro descubrirá el puntapié inicial para deshilar la sed de venganza de su discípulo al cual consideraba como parte de su familia. El pasado oculto repercute en el presente y las próximas elecciones para la nueva alcaldía entran en cuenta regresiva. Y aunque podamos presumir que Taro es la víctima en este entramado, no todo es lo que parece.
La fotografía también es una de las cualidades destacables de esta propuesta, que no escatima en deslumbrar con las maravillosas postales mediterráneas que regala el paisaje. Los planos aéreos, el puerto y la belleza de la naturaleza y el clima que traspasa la pantalla, se entremezclan con las locaciones que dan vida a esos barrios precarios ocultos del mapa de cualquier turista.
Sin dudas, Marseille, es una de las ficciones de Netflix que no hay que dejar de ver, con un atractivo drama enriquecido por la mirada acida de las relaciones de poder que mantiene la intriga del espectador al final de cada capítulo.