Review: Los Pastos- El Final del Arcoiris
Hay una nueva semilla que está dando sus frutos en el under nacional. Una nueva oleada, digamos. Luego de la aparición de bandas como Él Mató, Reyes del Falsete, 107 Faunos, o Viva Elástico, por mencionar las más renombradas del ambiente indie, apareció una segunda camada que en el presente se está abriendo paso a fuerza de crecimiento artístico. Dentro de esta generación, la de esta década del 2010, hoy les presentamos el ejemplo de Los Pastos.
Surgidos hace poco más de un lustro bajo el nombre de Antipassto, este grupo joven ha lanzado su nuevo álbum denominado "El final del arcoiris". El mismo, se trata del tercer trabajo discográfico de la banda, y muestra a Los Pastos en su mejor momento.
"René" es la pieza urgente que abre la placa, y es una especie de oda al reconocimiento de las enfermedades. Punk rock alternativo de pura cepa, distorsión sin ataduras. Suenan más pulidos con respecto a sus discos antecesores; guitarras limpias y fuertes.
En "Un pez", por su parte, se los ve más aplomados y sólidos. Es decir, la banda despliega todo lo aprendido en el camino. Incluye zapadas, puentes y solos. Las letras inconformistas y renegadas no dejan de sonar en el papel: “Se acerca un día en este mundo de pura mierda material”.
"El final del arcoiris", el tema que le da nombre a la placa, entra en una fase sentimentalista y existencial que anticipa lo venidero. Las violas vuelven a sonar arrolladoras, y se acercan más al shoegaze. "Me he reído demasiado, he tomado de todo". La temática que rodea problemas o patologías, persiste. Se imponen por su fuerza musical, apoyados por la lírica y el poder de intérprete del líder de Los Pastos, Gonzalo “Pelu” Peluso.
Sigue con "Ideales", un rockito que merodea las líneas de créditos locales como El Otro Yo y Cadena Perpetua. La lírica cae en cierta ironía, pero que no deja de ser cierta: "La esperanza es lo último que se pierde, simplemente porque no sé dónde está".
Promediando la placa, "Riot" es el hit por antonomasia. "Esta noche vamos a salir a robar, a la calle". Agridulce, melanco. Mid tempo. Relata riñas callejeras y demás que nos convierten en adolescentes eternos. "Y no habrá más palabras sin aliento", brillante. Lloren chicos, lloren.
"Las palabras". Acá, a esta altura, las melodías envolventes de Los Pastos nos atraviesan por completo, y en esta ocasión, nos llevan a pasear por un costado pop. De a ratos, se advierten remolinos de pedaleras.
Para empezar, de a poco, a encarar la despedida: "Todo lo que buscas". "Cuando ya no tengas nada, por todo lo que luchaste. Cuando ya no creas nada, ni en tus ideales". La voz del cantante vuelve a ser apagada, pero conduciendo siempre en perfecto estado el caos propuesto por el ruidoso quinteto. Momento Sonic Youth.
"El mensaje confuso de los veranos" es un rock consistente que amplia los horizontes ya manifestados previamente, y se entromete en terrenos más psicodélicos. No cesan los sonidos de catacumbas que proporcionan grandes dosis de festividad valvular y consiguiente sordera.
"Laburar", el fin. Para no ser menos, machacante a más no poder. Cierre a la medida de este excelso álbum: voz agridulce, guitarras poderosas, vuelo poético.
De este modo, el grupo integrado por Pelu en voz, Christian Morales y Juan Pablo Norambuena en guitarra, Leandro Colacchio en bajo, y Cassio Rodríguez en bateria, da muestra de un crecimiento que los ubica en un lugar interesante. Con "El final del arcoiris", Los Pastos le encuentran el punto justo a sus canciones de rock alternativo; y sin ánimo de exageración, puede decirse que inconscientemente se atreven a componer sus propios himnos. Los de nuestra generación.