Review: The Invitation
“La invitación” (2016), dirigida por Karyn Kusama (Jennifer´s Body, Girlfight) es una película que se enmarca dentro del thriller o terror psicológico.
Un grupo de amigos se reúne nuevamente luego de la muerte del hijo de Will (Logan Marshall-Green) y Eden (Tammy Blanchard). Aunque no quieran darse cuenta, algo ha cambiado y deberán enfrentarse a sus propias convicciones, poniendo en el tapete la confianza entre ellos para descubrir qué sucede en esta extraña cena.
Desde el trailer ya se plantea el universo en el que estaremos inmersos y, como para muestra vale un botón, es la medida justa para querer ir por más. En “La invitación” se genera un clima de tensión constante que va in crescendo a medida que avanza la cinta. La fotografía y la banda sonora son grandes aliadas a la hora de generar el ambiente y la sensación constante es “todo está mal y, aún así, va a estar peor en cualquier momento”. El punto fuerte de la película es, sin dudas, que logra mantener la expectativa y la tensión, excepto en algún momento puntual, nunca abandona su búsqueda y no decepciona.
El manejo del ritmo es atrapante, el espectador también fue invitado a esa extraña velada y, si bien claramente hay uso de elipsis, es precisamente por la cadencia que se adoptó que pareciera manejarse un tiempo lo más “real” posible, lo cual genera el tedio por el paso del tiempo y el encierro que se va generando a medida que avanzan los minutos.
Las actuaciones son bastante sobresalientes y cada personaje tiene una clara personalidad que raya constantemente la estupidez, la desconfianza y, más interesante aún, la capacidad de saber si es uno mismo quién está loco o no. Siendo Will el protagonista y en quien recae el avance de la acción, uno esperaría encontrar aliados entre los demás personajes, pero esto no ocurre abiertamente, en todo momento se encierra al personaje casi que en su propia mente. Uno, como espectador, se identifica a sobremanera con él, y también comienza a dudar sobre lo que ocurre. Así, se ponen sobre relieve temas como la compasión, la amistad y hasta dónde se está dispuesto a llegar escudándose en el dolor y en el instinto de supervivencia.
Ya en el final, cuando pareciera que todo ha terminado, la película redobla y nos hace un guiño, nos dice que no nos hemos librado de la tensión y nos hace pegar un salto más, dejando una sensación de desasosiego y pesadumbre que yo, particularmente, aplaudí.