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Todo Aparenta Normal puso a bailar a Niceto


La noche del jueves 7 de abril no fue otra más en el corazón palermitano. Esa noche, el aire que recorría todas las calles de Palermo, y más principalmente la Avenida Niceto Vega, estaba impregnada de una sensación que difícilmente pueda borrarse de la mente de los allí presentes. Y no era para menos: Todo Aparenta Normal, la banda oriunda de Don Torcuato, cumplía uno de sus sueños, como más tarde afirmaría Nicolás Alfieri, frontman de la banda, haciendo su primer Niceto en el cual tendría lugar la despedida de su segundo trabajo discográfico, Hijos del Mundo, editado en 2014.


La llegada de los primeros fanáticos comenzó cuando el reloj dio las 20hs. Media hora después, se permitía el ingreso para todos aquellos que quisieran disfrutar de ExperimentoNegro, proyecto solista del artista Negro Rodrigo González, y así ir calentando motores para lo que sería una noche inolvidable.


Cerca de las 21.30, el conjunto ExperimentoNegro tocó sus últimos acordes dejando un escenario prendido fuego a una multitud con muchas ganas de más. El momento más esperado llegaría pocos minutos después, cerca de las 22, cuando la iluminación del establecimiento anunció que en breves entrarían en escena los protagonistas de esta obra que todavía permanecía con el telón cerrado.


Un público eufórico, cargado de adrenalina y ansiedad recibió entre gritos y aplausos a los integrantes de Todo Aparenta Normal dándoles una cálida bienvenida que fue agradecida con un inicio explosivo la canción Detener el tiempo, track Nº4 de este disco que se estaba despidiendo. La noche recién comenzaba. Luego llegó Antes de desaparecer, ubicado en la 9na posición de mismo disco.


Las primeras palabras de la noche estuvieron a cargo del cantante, Nicolás Alfieri, que agarró su micrófono y dijo a un público expectante de lo que vendría: ‘Loco, es una locura esto. Muchas gracias’.


Siguiendo la lista de temas y sin cambiarnos de disco, Nicolás Alfieri preguntó al público: ‘Che, ¿trajeron las manos?’, para así dar lugar al anteúltimo track de Los Hijos del Mundo, Las manos.


Siguieron Falsa Nostalgia, del disco Diferente (2011), Perdón Raíz, Nunca y Ecos de Inocencia.

Llegando a la mitad de la noche, con un éxito ya consumado, llegó el momento íntimo en el que los cuatro integrantes de la banda armaron un living en medio del escenario, con guitarras de por medio e interpretaron dos versiones acústicas de Al Intentar Destruir y Leticia.


Nuevamente en sus posiciones, retomaron el curso natural de la banda, eléctrico y explosivo, con Sol de Abril, Calendario y Al Oscuro.


Pero los Todo Aparenta redoblaron la apuesta y decidieron sumar a otro integrante para interpretar las dos canciones que seguían en la lista, precisaban a alguien que les dé ese plus de potencia, de energía y que dejara a su público con todavía muchas más ganas de saltar y de bailar. De esta manera, luego de un solo de batería ejecutado por Juan Pablo Alfieri, entró en escena Hernán Rupolo, ex ConnorQuesta y actual Octafonic, y juntos hicieron una magnífica versión de Buenos Aires y Diferente.


La noche siguió su inevitable curso, deteniendo el paso del tiempo sobre el techo del Niceto. Este show contó con la presencia en el público de los muchachos de De La Gran Piñata, Pablo Portela (AuRa), ‘Tano’ Farelli (PartePlaneta), entre tantos otros.


Llegando al final de lo que fue, según el cantante, un sueño, Juan Pablo Alfieri desde su posición de baterista, interpeló al público: ¿Vamos a bailar?, preguntó. Y así tuvo lugar La dicha de los cobardes.


Al terminar con Agazapados, Nico agradeció a todos los que tuvieron que ver con esto. Así, invitó a sus compañeros de banda a pararse frente al escenario y saludar al público al que se deben, haciendo un saludo teatral. De esta manera daban lugar al último track de la lista: Como un faro.


La noche se deshizo en aplausos y ovaciones infinitas para la banda que despidió un disco que los hizo recorrer el país y que fue suficiente para llenar su primer (y seguramente no el último) Niceto que por aproximadamente dos horas estuvo desconectado de la realidad del mundo.


Tal vez sea este el impulso que requieren para, finalmente, salir de la escena del under, dado que el calibre de las letras que disparan sus canciones son dignas de una banda de estadio. Esta noche, quedó demostrado que Todo Aparenta Normal lo es, y que tiene mucho más para dar a un público que le es fiel y leal, donde quiera que vayan.

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