Hijo de la Tormenta- El Manto de la Especie
Cada tanto, nacen nuevas escenas en el under y, cada tanto, mueren otras. Así es el tiempo, así es la cultura. Seguirlas en el presente es una tarea complicada, pero maravillosa.
Este disco trata de Hijo de la Tormenta, un power trío que tuvo su debut en el 2014 con un disco homónimo y que recién editó su segundo álbum, "El Manto de la Especie". Pero también, este disco trata de un nuevo concepto, el concepto “Stoner”. Palabra con la que se designa una nueva escena llena de vida y de estilos tan variados como el Heavy Metal (Los Antiguos), el Free-Jazz (Sur Oculto), la Psicodelia (Poseidótica), el Hard-Rock Clásico (Güacho, Elefante Guerrero, Soldadores), el Rock Alternativo (Banda de la Muerte) o el Shoegaze (Kill West, Mi Nave). Todos intrincados en una telaraña de sonidos tan grandiosa como difícil de definir.
La más notoria influencia de “El Manto de la Especie”, viene del Fuzz Rock de los 70's, y hacen acordar mucho a Mc5. El grupo cordobés, conformado por Juan Cruz Ledesma (guitarras), Santiago Ludueña (batería) y Guido Di Carlo (bajo), comienza su disco con una especie de Jazz improvisado que lentamente evoluciona a un verdadero Trip Rock en "Rock para huir de la ciudad". La mezcla de estilos es inmensa y obsesiva, pero el aura setentosa está presente en casi todo el álbum. Son temas que pudieron haberse compuesto en 1971, en la post-psicodelia, en el post-hipismo. Tienen ese aura de descontento y de desolación propio de una época que expresaba con bronca y mucha distorsión el fracaso del "paz y amor".
Y por qué no, también así se hubieran escuchado Manal o Pescado Rabioso si hubiesen tenido los equipos de grabación del siglo XXI. "El Abuelo" es un tema que venían adelantando en vivo y es un slow-tempo lleno de atmósfera con una traducción libre de Walt Whitman. Por momentos es un Blues y por otros un viaje psicotrópico a ninguna parte. Con esa pasividad repleta de tensión, el tema es un gran ejemplo de cómo un ritmo tan cansino puede llegar a niveles de poder insospechado.
Es que las canciones de “El Manto de la Especie” parecen durar unos cuantos segundos aunque duren ocho minutos. Porque en muchos momentos impera más el ambiente que el tema en sí. Como si en realidad se tratara de estados naturales que el grupo quiere simular a su estilo. De hecho, la naturaleza es un concepto claro en el disco, como en "Manifiesto al Sol" o "Un mañana aún más glorioso nos espera". Los jams son construidos lentamente y de tal manera que un pasaje de mucho groove, explota sin aviso en un viaje de fuzz y crash. Hijo de la Tormenta se toma su tiempo para mostrarnos su visión de las cosas, y posee una mirada que tiene mucho que ver con lo natural y la conexión del ser humano con los dones del mundo. Las 53 cosechas, el recibir al sol, la ofrenda de frutas a los hijos y demás...parece una tribu transformando su ritual en Hard Rock.
Pero no sólo "El manto de la especie" habla de la naturaleza y el ser humano, también habla del estado de cosas en el Rock. Una vuelta a las raíces naturales de la música, sin tanta contaminación ambiental de las ciudades. Ese es el pedido y ese también es el camino. Pero, por supuesto, estamos en pleno Siglo XXI y el presente debe tomar las enseñanzas del pasado para construir ese "mañana aún más glorioso" que nos espera a todos. Hoy podemos decir que Hijo de la Tormenta es otra cara de la inagotable escena Stoner argentina, que es tan difícil de definir que uno tiende mirarle sólo un lado y, de forma inevitable, se queda corto en su descripción. Pero la gama de sensaciones y experiencias que nos hace tener son maravillosas, y ningún amante del Rock Experimental debe poner su cerebro afuera de esto y por lo tanto, afuera del mundo de Hijo de la Tormenta.