The Flying Eyes llenó el Roxy con sus influencias
The Flying Eyes tocó en The Roxy, con un año de diferencia entre su primer show en el país, en Uniclub. Son cuatro muchachos, jóvenes y con aspecto de “escuchamos Zeppelin desde la cuna”, que gustan de tocar en vivo para un público que no necesariamente conoce la obra de la banda.
Así es, tras las presentaciones de La Patrulla Espacial y KNEI, The Flying Eyes salió a escena para encontrarse con una audiencia que no terminaba de llenar el lugar y que disfrutaba de los tragos gratis de Jaggermeister. Pero eso no le molestó ni a Will Kelly, voz y líder del grupo, ni al resto del grupo. Porque se nota que les gusta tocar, se nota que les gusta escuchar rock e intentar hacer algo.
Sonó un poco de todo, pero más que nada hubo mucho de Lowlands (2013), por lo que el sonido de The Doors que pertenece a Bad Blood & Winter (2009) no estuvo muy presente. En la sala, aparte de The Flying Eyes, el público se pudo encontrar con un poco de Led Zeppelin, otro poco de Black Sabbath, bastante de Queens Of The Stone Age, y por momentos influencias más contemporáneas del estilo de The Black Keys o Arctic Monkeys.
¿Y saben qué? Lo hicieron bien. Tocaron bien. Correctos, simpáticos, con espíritu. Puede gustar más o puede gustar menos, pero Kelly junto a Adam Bufano en la viola eléctrica, Mac Hewitt en bajo y Elias Schutzman en batería, no intentan ser nada que no son. El amistoso cantante pregunta si la audiencia la está pasando bien, los invita a tomar un poco más de jagger y se ríe.
Entonces, antes de terminar, pasa algo precioso. Vuelven para los bises y deciden cerrar con un cover de The Beatles. Nada más y nada menos. “Yer blues” suena en The Roxy, mechado a una parte de “I want you (she’s so Heavy)”. Porque no lo dijeron, pero sí lo dijeron: a los pibes les interesa tocar, y rendir homenaje a los padres de todo, con muchísimo respeto. No les hace falta estar en un Lollapalooza para poder pasarla bien.