"El stand up es un género urbano de clase media"
"Yo podría ir a jugar al fútbol con mis amigos y no podría ser futbolista profesional". Con esa analogía define Juan Barraza la diferencia entre ser gracioso y ser comediante. Él se encuentra dentro del segundo grupo. En los últimos años, Barraza se ha convertido en uno de los standaperos más importantes del género, a base de mucho trabajo y una gran rutina, pulida y paciente. La pregunta, en definitiva, es siempre la misma: ¿Cualquiera puede ser un gran comediante?
¿Cómo arrancaste?
Arranqué haciendo un curso. Miraba stand up de afuera, en esa época no era tan popular. Hace 10 años no había tanta información y lo poco que había para ver acá eran dos o tres show fijos de algunos comediantes. En esa época habría 30 personas o menos haciendo stand up, y vi sus shows, con un amigo empezamos a escribir y un día me subí de caradura. Una amiga me dijo: “Mirá en Martínez hay una varieté, gente que hace clown y demás, ¿Por qué no les escribís?”. Les escribí, fui y al domingo siguiente me presenté, y era el único número de stand up. Después se fue dando. Me convocaban en un teatrito y en otros lugares, y se fue armando en una época en la que no había un circuito como el de ahora donde hay espectáculos de lunes a lunes, donde hay shows en cualquier lado, en barrios, en los bares. En aquel tiempo pensar un show fuera de Paseo la Plaza era una locura, había que rebuscárselas más, pero a la vez había menos gente haciéndolo.
¿Cuándo fue que dijiste: sí me puedo dedicar y vivir de esto?
Hace poco. Fue paulatino, fui soltando otros laburos que tenía. Y vivir de esto plenamente, estar seguro que todos tus ingresos van a ser de esto no hace más de dos años. Pero como todo laburo independiente a veces estas bien, a veces estas mal. Así que siempre peleándola.
Si comparo con 5 años no me puedo quejar, porque hay más laburo, más gente que te viene a ver. Puedo viajar al interior, se conoce mucho la movida.
¿De dónde te inspiras para escribir?
De la vida, de lo que veo, de lo que me rodea. El stand up es un género urbano de clase media, en líneas generales, no hay stand up sobre arriar vacas porque es un género de la ciudad, por lo tanto uno vive y habla en una ciudad, habla del subte y habla de la gente. Hay una arista del humor que es más universal y hay otra que es más código urbano. Hay cosas de mi material que es muy propio de la ciudad de Buenos Aires, y a veces viajo a la plata que son 40 minutos y ahí ya no tiene sentido que hable de tal bar, del obelisco o de cosas propias de la ciudad. Hay que adaptarse al lugar donde uno va. Y cuando viajo a otras provincias pasa lo mismo, hay cosas universales con las que cualquiera se puede reír, y hay otras que son nicho o bastante localistas y ahí uno tiene que sacarlas o adaptarlas. A veces un chiste depende de una palabra muy puntual y si en ese lugar no se dice igual, no lo podes hacer. Me pasó en Rosario, en Mendoza, en Uruguay, en San Juan. Y entre San Juan y Mendoza hay dos horas de viaje, está pegado. Pero hay cosas que no se dicen igual, entonces llego a algún lugar y estoy siempre preguntando, repasando material. Y digo: “Voy a hacer esto, ¿se dice así? ¿Existe?”. Y eso es lindo porque mantiene el material dinámico, no haces siempre lo mismo y de la misma manera y ese es un poco el desafío.
¿Hay temas tabú en la comedia?
No debería haberlo. Yo no tengo tabú, o cosas de las que no hablaría. Hay cosas de las que no hablo porque no me interesa. Hago el humor que quiero, no tengo el prejuicio de decir: “Nunca hablemos de Malvinas, o de la guerra del hambre, del sida o de la homosexualidad”. Por el contrario, me parece que tocar esos temas puede ser una manera de exorcizar el dolor o el miedo o acercar a la gente a un tema más escabroso. El error, para mí, sería salir a burlarse livianamente de un tema importante. Yo los temas que llevo al escenario los considero todos importantes. No hablaría nunca de Gran Hermano o de Ricardo Fort, porque no me interesa mucho, pero si toco un tema es porque le doy importancia. En el humor, en cada chiste que uno hace hay una víctima siempre, alguien es el objeto de esa burla, de esa crítica o de esa mirada. Si vos tocas un tema, por ejemplo Malvinas, la victima de tu chiste puede ser los ingleses, un hijo de puta que mandó pibes de 18 años al muere, o los pobres soldados que murieron ahí. Si vos te reis de los pobres soldados la gente no va a estar de tu lado, probablemente te vuele un botellazo. Pero puede haber humor sobre Malvinas donde el objeto del chiste sean los poderosos. Eso es como la vida, hay gente que se pone de lado de los más débiles y hay gente que decide burlarse o reírse.
Hay distintas capas y distintas superficies del humor. Yo no las he explorado todas, pero me doy cuenta de que hay una persona escénica, y una cierta forma de escribir y una mirada del mundo, entonces uno hace el humor que le brota y va por un lado especifico. Yo nunca dije en un escenario algo muy opuesto a lo que yo pienso en la vida. El stand up es una forma de comedia muy personal y subjetiva donde vos vas a reírte, pero también vas a escuchar el recorte de la realidad que hace esa persona que está arriba del escenario, la mirada que tiene del mundo, ya sea temas pequeños como hablar de galletitas o temas más grandes como hablar de religión, guerra, justicia y seguridad. Pero siempre estás viendo la mirada de alguien. Por eso el stand up es más importante y la gente se engancha más que con: “Van dos gallegos a la farmacia…”, porque esos son chistes intercambiables, que da lo mismo que los haga cualquiera, no hay nada mío en ese chiste. No está la impronta personal del que sube a hacer stand up, y eso me seduce mucho del género; opinar sobre la vida, en clave humorística, pero a ver qué tenes vos para decir, es un poco más profundo.
¿Tenés influencias?
Sí, por supuesto. Hay muchos de acá que también son amigos míos, algunos que tienen enfoques parecidos y otros totalmente distintos. Y eso es muy interesante, porque me gusta gente que hace cosas muy distintas a las que hago yo y quizá es eso lo que me atrae. Y de afuera George Carlin, Louis CK, Sainfeld, Eddie Izzard, Luis Piedrahita, que es español, amigo mío y he actuado con él. Son referentes, pero cuando empezas a laburar hace mucho tiempo terminas trabajando con ellos y haciéndote amigo. Se confunde un poco el límite entre influencia y compañero.
En algunos videos se te ve tocando la guitarra ¿Pensas agregar música a los shows?
Alguna vez lo hice, hace años mezclé música e imitaciones, porque también trabajé en una radio haciendo de imitador. Hoy no lo siento mucho, pero el día de mañana puede volver. Me pasa que no puedo componer, si pudiera componer cosas graciosas lo haría, pero no me sale.
En abril comenzas tu curso de stand up
Empecé en 2008 con los cursos de stand up, porque antes de laburar de comediante fui docente 15 años y dar un curso de escritura de humor fue hermanar las dos actividades.
¿Cualquiera puede hacer stand up?
Cualquiera puede subir a hacer un monologo de 10 minutos de humor y sacar risas, pero dedicarse a eso o ser gracioso es otra cosa. Gracioso se nace y comediante se hace. Vos podes, con ayuda de gente, escribir y hacer humor. Yo podría ir a jugar al fútbol con mis amigos y no podría ser futbolista profesional.
¿Qué significa ser un buen comediante?
El timing es clave, la comedia tiene un tiempo, un lenguaje y una música propia que se puede aprender también, pero hay gente que la tiene innata y eso es clave. También el cómo. En los comediantes de stand up se habla mucho del qué y del cómo. El qué es el material y el cómo es todo lo otro; tu energía, tu voz, tu gestualidad, tus pausas, tus silencios, tu cara y tu cuerpo interviniendo en eso. Si a mi vieja le das un monologo de George Carlin no va a hacer reír porque no está ella poniendo el cuerpo. Lo que distingue a un buen comediante es el cómo más que el qué. Si eso no fuera importante sería lo mismo ir a ver un show de stand up que leer el material en una fotocopia, daría lo mismo, y no puede dar lo mismo. Es una experiencia mucho más rica y mucho más interesante ir a ver a alguien que esta poniendo el cuerpo. También hay que saber escuchar porque a mí me llevo mucho tiempo y todavía me cuesta mucho escuchar ese ping pong que se produce entre chiste, risas y aplausos. Y esas pausas hay que respetarlas. La curva de la risa, toda esa música que se oye es muy importante. Quizá tenga que ver con el tiempo de la comedia. Un buen comediante también tiene que saber observar y escuchar a la hora de estar en vivo.
El 16 de Abril Juan Barraza presenta BARRABAZADAS en el ND ateneo a las 23.30.