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John Cale: La vanguardia es así

  • Franco Rosso Lobo
  • 7 mar 2016
  • 2 Min. de lectura

De lejos, se puede ver a John Cale como un quilombo hermoso. Dentro de él viven en constante choque la sutileza, el progresismo y el rock. Esto lo demuestra al subir al escenario del Teatro Ópera con zapatillas de lona, bermudas y un saco negro, como si el atuendo fuera un vaticinio del espectáculo que va a comenzar.


Cale, que ya había adoptado su posición detrás del teclado, abre el juego con Time Stands Still, secundado por un dúo de guitarra y batería. Es claro que el ex Velvet Underground no se sienta ahí cada noche para jugar al karaoke de sus mejores canciones, nuevas o viejas, pero sí para reinventarse constantemente sobre la marcha. De hecho, de eso se trata el flamante M:Fans, una reinterpretación de Music For A New Society (1982) y motor espiritual de la gira.


Con Hemingway, salida de su anteúltimo trabajo Shifty Adventures in Nookie Wood, Cale desarticula la estructura de la canción y juega entre sampleos abrasivos que poco a poco encuentran su lugar en la rítmica. Cuando las evidencias de que el músico galés no sacraliza su pasado son más que abundantes, aparece I’m Waiting for the Man, la única canción de la Velvet en toda la noche. Si Lou Reed solía convertirla en una ensalada de distorsiones, la versión de John Cale sólo pudo existir despojada de su riff principal, transformada en un mantra de candencias oscuras y sombríos teclados.


Después de calzarse una Telecaster, el fuerte músculo rockero de su discografía solista emerge con Catastrofuk y una nueva reivindicación de que la canción tradicional no le impide tomar su propio rumbo. La bella Buffalo Ballet continúa como la primera parte de un celebrado doblete de cosechas de Fear, junto con Fear Is A Man’s Best Friend y un cierre de antología en donde todos los músicos castigaron sus respectivos instrumentos.


Después de poco menos de dos horas de show, en el final está Gun, directo desde Vintage Violence, su primer disco solista, fundida con algunas estrofas de la canción Pablo Picasso. Así el Opera se pudre en casi diez minutos de una distorsión a tope que da lugar al primer y único bis. (I Keep a) Close Watch y un solitario Cale con su teclado. Con su áspera voz pulida, después de una noche de pocas palabras, saluda al público y se retira por la derecha.


Que ese mismo día haya trascendido la noticia de que Cale reinterpretará todo The Velvet Underground & Nico sirve como una guía de lectura para sus recitales. Ninguna canción está a salvo de quedar intacta como lo fue en su concepción, algo que Bob Dylan, por nombrar al máximo exponente, practica desde hace años. Pero la diferencia con John Cale es que todas sus acciones miran al futuro, sin desdén del pasado y con gran respeto por su presente. No hay nada que hacer. La vanguardia es así.

 
 
 

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