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Review: Diiv- Is the Is Are


Para llegar a este punto, el cantante y líder de DIIV, Zachary Cole Smith, tuvo que inundarse de mierda hasta la cabeza. Casi literalmente, en un ámbito siempre rodeado de drogas, controversia y el gossip que parece no puede morir.

Quizás en un intento por imitar la vida de rockero, quizás un Kurt Cobain pinchado, Smith luchó contra: arresto por posesión de heroína y éxtasis (de la manito con su novia Sky Ferreira), grabaciones frustradas en un estudio en San Francisco (de la manito con el bajista de Girls, Chet White), el bajista Devin Ruben Perez haciendo comentarios racistas y homofóbicos en 4chan (si, a ese nivel) y para colmo, se le va el baterista en busca de rehabilitación. Entonces el disco sale como una explosión de todo aquello, además de la presión agregada de que Smith aun intente (dicho por él) llegar a la “inmortalidad” o tratar siquiera, con este album. Is the Is Are, se presenta como un collage de las sensaciones humanas, en teoría, con sus altibajos e imperfecciones. Y, dentro de todo, lo consigue.


17 tracks, un poco más de una hora, alcanza la colección. Todo un mundo nuevo, casi, porque el sonido típico de DIIV (y de cuántas, cuántas bandas más…) se mantiene intacto. Con la felicidad en proa, arranca “Out of Mind”, canción súper colorida y pegadiza. Igual que “Under the Sun”, la que le sigue (aunque por desgracia, muere en fade-out). DIIV parece haber elegido un camino no tan difulminado, y con más relieve. La batería suena firme, pero las guitarras y las voces también, el bajo jugando en el fondo y como en tantas ocasiones, también marcando el camino firme. “Bent (Roi’s Song)”, busca una melodía medio oriental, medio esotérica, aunque alegre. Como varios otros temas en el disco, ya sean “Mire (Grant’s Song)” o “Incarnate Devil” o “Loose Ends”, el tercer tema se va como agua, porque no es más que eso: relleno. O se siente así, luego de escuchar el debut Oshin, la formula se repite y se repite y bueno, basta escuchar esos temas para notarlo. “Bent (Roi’s Song)” es lenta, se construye hasta casi seis minutos y no dice mucho.


Pero en cuarto tema, y como single, aparece “Dopamine”. La banda explota por todos lados acá, demuestran su potencial de manera directa. Inunda la felicidad, o aunque sea la melodía pegadiza así como los versos, en un instante se contagian al oído. Smith hizo este tema mientras estaba en rehabilitación, y se nota.


A partir de acá, desde “Blue Boredom (Sky’s Song)” hasta “Yr Not Far”, y un poco más lejos, el álbum toma otra directriz. Las luces se vuelven tenues, Sky Ferreira cantando como Kim Gordon oscurece toda la escuchada. Le da un toque sexy, exasperado y húmedo. “Valentine” grita The Strokes, por donde se lo vea: guitarras puntuadas y el bajo agresivo atrás. Los chicos demuestran su desinterés, su cansancio, su constante “fuck off” a todos.


“Take Your Time” y “Healthy Moon” se internan en un tercer lugar, azul y lento y dramático. El arpeggio manda al oyente a contemplar en silencio, lo separa de la anterior velocidad que había alcanzado el disco. “Is the Is Are” o “Dust”, en cambio, traen al clásico DIIV de vuelta, más organizado y mejor balanceado. Estos temas son pegadizos, rápidos y dejan la estampa de que DIIV hace bien las cosas.


A veces por lo menos. Los interludios “(Fuck)” y “(Napa)” son casi innecesarios, sobretodo el segundo, ya que el primero arranca como un tema normal, y hasta mejor que los demás, pero se muere en un segundo. El oyente por ahí se agarra la cabeza, puteando y diciendo “¡No boludo! ¡Ese podía estar buenísimo!”. Por eso, en Is the Is Are hay un poco de todo. El disco es demasiado largo por veces, y de pronto DIIV requiere más tiempo para desarrollar otras ideas. No es lo mejor del género, no es otro Loveless, pero apunta a un mejor camino para la banda (y la vida de sus integrantes).

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