El amor en los tiempos de Netflix
¿Qué es Love? ¿Y qué es el amor? La primera es fácil: una nueva serie de Netflix, que presentó ante el público el viernes 19 de febrero su primera temporada de 10 capítulos. La segunda pregunta es un poco más complicada, y Love, al igual que varias de sus contemporáneas, y en el mismo tono, (vale nombrar a Master of None y Girls), trata de responderla a través de una historia que podría ser convencional, pero no lo es.
Gus (Paul Rust) es un tipo de 31 años, escritor de guiones wannabe y tutor escolar de las estrellas menores del drama televisivo sobre brujas Witchita. Es tímido, nunca parece estar del todo cómodo y es la cruza entre un nerd y un hípster. El público lo conoce mientras tiene sexo con su novia y durante la acción, le propone mudarse juntos. Un mes después se separan.
Mickey (Gillian Jacobs) tiene 32 años, es alcohólica y drogadicta, trabaja como asistente en el programa de radio Heart Work. Es suelta y a veces pareciera que nada le importa. El público la conoce mientras su ex novio, un gordito pelado que vive con la madre, irrumpe en su casa y le dice que la extraña. Ella le dice que no van a volver a estar juntos, pero que pueden coger.
¿Cómo se cruzan Gus y Mickey? En un mini mercado, de casualidad. ¿Se enamoran al instante y la serie sigue el curso que la audiencia podría esperar? No. ¿Quién está detrás de esta historia sobre treintañeros en Los Angeles que, aparentemente, no pueden ganar nunca? Por supuesto que Judd Apatow: maestro de la comedia actual y creador de Freaks and Geeks, responsable de películas como Virgen a los 40 (2005), Ligeramente Embarazada (2007) y la brillante y menos reconocida Hazme Reír (2009) y productor de Girls, entre tantas otras cosas. Pero si bien la marca de Apatow está por todas partes, Love es fruto de su colaboración con Lesley Arfin, productora de Brooklyn Nine-Nine, y el mismo protagonista, Paul Rust.
Love intenta darle una vuelta fresca a las comedias románticas. Trata ser, de alguna forma, más auténtica: “Las películas no son reales, son mentiras de mierda”, dice Gus. No tiene miedo a mostrar las inseguridades de sus protagonistas, ni sus planteos cotidianos en cuanto a relaciones (¿Cuáles son las reglas para mandar mensajes con el celular? ¿A qué hora se debe llegar a una fiesta?). Por esto, es fácil identificarse con Gus y/o Mickey.
La química entre Rust y Jacobs (protagonista de Community), aceitada y perfecta, ayuda bastante. El problema de Love es la irregularidad entre capítulos: si bien algunos son geniales, otros se quedan atrás. Aun así, es la serie ideal para el binge-watch.
Con un soundtrack hermoso que tiene un poco de Paul McCartney, Eddie Vedder, Wilco, James, Roy Orbison, y muchos otros, e infinidad de referencias a la cultura que parió a Apatow, que van desde Woody Allen, hasta Friends, Love funciona (siempre y cuando el público esté dispuesto a irse con más preguntas que respuestas), pero no es perfecta. Igual que el amor en la vida real.