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Review: Megadeth-Dystopia

Se puede decir que este trabajo de los buenos muchachos Dave Mustaine, Chris Adler, Kiko Loureiro (estos últimos dos, flamantes incorporaciones del clan para el mismo) y David Ellefson es un ente nadando en las profundidades del trash metal hacia las bases originales de la banda. Hallar nuevamente lo innovador y original en grabaciones del pasado. Pero obtendríamos una resolución limitada: Dystopia no solo invita a una confluencia de impresiones que la banda supo construir en sus mejores proyectos, sino también muestra cómo la escuadra rompe su propio molde musical para gritar que su corazón creativo sigue más vigente que nunca. Malos tragos en discos anteriores condimentaban las vísperas de este lanzamiento con cierta tensión, disipada a medida que el público sumerge sus oídos en ‘The Threat is Real’, track inaugural de la obra. Una hipnótica voz femenina, perteneciente a la vocalista jordana Farah Siraj, se abre paso entre sonidos apagados de bongoes y cascabeles. Y de repente, su volumen desciende para abrirle paso a un energético riff de Loureiro. La consecuente voz ronca de Mustaine hace el resto. Dystopia tiene aroma a prueba superada. Así reza, por ejemplo, el sitio web Red Hard n’ Heavy: "Este disco va a servir como reconciliación de Megadeth con sus fans".


Megadeth se torna consciente de los pasos de los años sin perder la iniciativa de búsqueda. De alguna manera, nuevos actores encarnan la clásica esencia de la misma. Y el desarrollo sonoro nos muestra diferentes valores agregados, coros, efectos, instrumentos disipados pero profundos, que logran quebrantar el límite el auricular y generar ambiente. Una orquesta precisa, aguerrida e imparable.

El clímax de Dystopia se puede observar en “Bullet to Brain” (sin seguir a pies puntillas el estilo Megadeth logra una sincronía de voces e instrumentos exquisita), “Foreign Policy” o “Post American World”. Pero la canción que más sorpresa me generó es “Poisonous Shadows”, de inicio anexado a cierto ritmo hindú recreado con un dúo de guitarras que, en una simbiosis prolijamente interrumpida por la pesada eléctrica de Mustaine, comienzan a entremezclarse y finalmente dan pie al desarrollo musical: Ellefson secunda al sonido de Mustaine y construyen un intenso dueto con Loureiro. Una ópera prima que obtiene un impacto mayor cuando reaparece en escena la atrapante voz en coro de Siraj. En la conclusión de “Poisonous Shadows” las guitarras y el bajo comienzan a apagarse lentamente mientras un piano embandera la conclusión: allí se escucha la otra faceta del trabajo de Loureiro, está vez con sus dedos reposando sobre las teclas.

“Conquer or Die” desnuda una leve gama narrativa del trabajo. El sonido de una guitarra acústica antecede la caída-cascada de bajo y guitarra eléctrica que condimentan este track puramente instrumental que se despide amoblado con la eclipsante y grave voz del actor y director Miles Doleac.

En una entrevista concedida al sitio Loudwire, Mustaine pareció volver a los zapatos de aquel jovencito fuera de sí que leía y releía sentado en un mugroso colectivo un panfleto del senador demócrata Alan Cranston, un acérrimo activista de la abolición de las armas nucleares, que hablaba de la hipocresía americana de rezar por la paz mientras se agitaba el arsenal de la ‘megamuerte’: ‘Por primera vez abrazamos esa parte de nosotros que nos hizo ser una banda de trash. Dystopia surgió en esos momentos donde uno mira hacia su vida y lo que estábamos haciendo. Entonces uno entiende que hay una diferencia entre estar pasando un mal momento y sumergirse en la depresión y estar pasando un mal momento y hacer algo al respecto’. Bienvenidos de vuelta, muchachos. Gracias por haber sido, pero sobre todo gracias por ser.

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