Review: Black Sails-Tercera temporada
La tercera temporada de Black Sails empezó potente: el Capitán Flint con su tripulación embestidos por un monstruoso temporal en alta mar; la caótica Nassau disfrutando torpemente de un desguarnecido tesoro a merced de Barba Negra; y la quimera de una república pirata con pactos dispares aunque ausente de liderazgo. Producida por Michael Bay, reconocido por su agresivo estilo visual en películas como Pearl Harbor o Transformers, el argumento de esta historia se desarrolla a comienzos del siglo XVIII en un punto estratégico del comercio colonial en el Caribe y en una isla esencial del laberinto insular de Bahamas, accesible a los barcos por sus aguas poco profundas. Un puerto codiciado durante la época dorada de los corsarios europeos en las aguas de las indias occidentales, autorizados por sus patentes a saquear y comerciar en nombre de la corona a la que hubieran jurado lealtad, ya que eran los monarcas y un puñado de acaudalados súbditos, quienes financiaban estas arriesgadas empresas. Cualquier otro navegante que trajinara sin este permiso era considerado un marinero sin ley, un pirata que vivía a la deriva, luchando por sobrevivir. Según comentara en una entrevista Jonathan Steinberg, co-creador de la serie: “Por más violentos que fueran los piratas, ser empleado en un Navío Británico no era un lugar agradable en el que estar. Muchos de estos tipos eran secuestrados, recogidos de la calle y tirados en la bodega de un buque, mientras que su familia no tenía ni idea hacia dónde iban. Estaban fuera hasta dos años seguidos y sin sueldo”. Los errantes personajes cautivan por ser parte de ese momento en la historia transoceánica, que engendró el despliegue de un fulgurante proceso globalizador de economía e ideales, para acabar fomentando el capitalismo descarnado que arrastramos hasta el día de hoy. Famosos merodeadores del mar como Charles Vane o el desgarbado John Rackman, son escoltados por el poderío de intrépidas féminas como una perspicaz dama de burdel llamada Max, la temeraria Anne Bonny o la administradora Eleanor Guthrie, preponderantes en un mundo que suele pecar de relatos varoniles. Según Steinberg: “Son mujeres que han tomado el control de su propio destino de una manera, que sería mucho más difícil de conseguir en la civilización”. Durante las dos primeras temporadas, el Capitán Flint, el polizón John Silver y todo pirata que se percatara de la historia, persiguen el botín de un navío encallado, conocido como el Urca de Lima. El guion se basa en el verdadero incidente de una embarcación que Felipe V de España había mandado hacia América, decretando que la mayor cantidad de riquezas fueran traídas de vuelta, porque su reino se hallaba al borde de la bancarrota. En el verano de 1715 zarpó el Urca desde La Habana junto a tres navíos más y una semana después, naufragó al ser arrastrado por un violento huracán, llevándose consigo la muerte de mil tripulantes junto con la del propio Capitán. El conspirador comercio monopolista español en el Nuevo Mundo y que en el Virreinato del Río de la Plata le fraguó sendos enemigos a Santiago Liniers, está representado en la nueva temporada de Black Sails por la aparición del inglés Woodes Rogers, quien arriba con intenciones de ejercer como Gobernador Real e intentar así poner orden en la libertaria Nassau. Pero la tarea más compleja será persuadir con indultos a capitanes, contramaestres y una amalgama de tripulaciones, para subordinarlos a un desaforado imperio en decadencia.