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Massacre Te Ama

La banda liderada por Walas pasó por el Konex en una noche de conflictuaditos, skate rock y mosh intermitente.

El ritual suele ser siempre el mismo: allí en el escenario, muñecos maltrechos, pelucas despeinadas y un montón de chucherías que construyen la mística de la banda. En el suelo, la gente salta y suda entre el pogo y el mosh. En el suelo, la gente vuela. Pero esta vez, por algún motivo, la tradición se rompió, al menos un ratito.


A las 20:15 horas, aún con cierta claridad diurna, los Massacre aparecieron en el escenario del patio del Konex. "¿Y Charly Carnota?" gritó una voz, preguntando por el clásico baterista de la banda. Porque, es cierto, allí en la retaguardia había un integrante con palos en mano, dispuesto a golpear cuanto parche se cruzara por ahí, parecido a Carnota, pero definitivamente distinto. El misterio, se resolvería cuatro o cinco temas más tarde: "nuestro baterista en estos momentos está en China, ocupándose de su otro trabajo, que es el cine", comentó Walas.














Los primeros temas del show pusieron en marcha una maquinaria definitivamente aceitada (a pesar del cambio provisorio de formación). "Te Leo al Reves" y "Mi Amiga Soledad" fueron la cuña que debía romper el hielo. Pero el frio no desapareció: la multitud cantaba bajito y unos pocos se animaban a moverse. Recién en "Nuevo Día", el clásico que funciona como himno para hijos conflictuados, todo volvió a la normalidad: allá, en el centro neurálgico de la transpiración y los pisotones, pasaban en andas hombres, mujeres y niños.


A partir de allí, con "Niña Dios", primer corte de difusión del último trabajo, Biblia Ovni, comenzó una seguidilla de temas nuevos que confirmaron la impresión inicial: definitivamente, el fan prefiere los clásicos. Entonces, los de Walas dispararon con uno inoxidable. "Sin palabras", comentó el cantante, y comenzó Ziggy Stardust. Realmente, sin palabras.


La dupla "Tres Paredes"-"Te Arrepiento", definitivamente animó al público, que había paseado intermitente entre la exitación y la contemplación. Entre tema y tema, como siempre, Walas disparó su acidez y sus latiguillos cuasi-humoristicos. Esta vez, anunció: "habiendo pasado la muerte de David Bowie, de Lemmy Kilmister y de Scott Weiland, vamos a homenajear al más grande". Entonces, la banda contó cuatro y, en el contrapulso del quinto golpe, atacó con "Ana No Duerme", alcanzando el cenit del show.


"Mi Mami no lo Hará", comandada por los sonidos alquimistas del Tordo, sommelier de pedales, cerró el show con la gente realmente comprometida. Es que, obvio, los clásicos son así. Hubieron bises, claro: "Plan B", otra vez, hizo aterrizar de cabeza a los pibes y, en una noche de homenajes, "Crua Chan", de Sumo, funcionó como acto culminador de otra ceremonia. Es cierto, el entusiasmo fue irregular, pero la intensidad, el nervio y la vehemencia de la banda fueron constantes. Porque, como confesaban las pantallas en "La Nave", "Massacre Te Ama".


Ph: Luisina Aussel


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