Pasame la botella
"El coleccionismo es una afición, pero no debe ser
confundido con una afección" señala uno de los
coleccionistas participantes de la 3ra Convención Internacional de Coleccionistas de Coca Cola. Por allí, frase que más se escucha es "¿qué te parece esta locura?". Para desentrañarla, Spoiler habló con los participantes y dueños de esa ¿locura?
Hay coleccionistas de todo: de estampilla, de boletos, de camisetas de fútbol, de autos o de lo que a uno se le ocurra. En una parte de la película de Woody Allen de reciente estreno, el protagonista afirma " el deseo es una basura, tenés que actuar", y vaya si los coleccionistas reunidos ayer en la 3ra Convención Internacional de Coleccionistas de Coca Cola actúan en su mundo. Aquí, actuar significa buscar una botella más, un objeto distintivo adicional, algo que los mueva a comprar o a intercambiar alguna rareza.
La convención se realizó el 3 de octubre, en el comienzo de una fría primavera. Albergó a coleccionistas de muchos países, como España, Venezuela, Perú, México, Ecuador, Chile, Brasil y Uruguay. Realizada en el estadio Monumental, contó con el apoyo de River solidario y la entrada fue un alimento no perecedero.
Javier Petrera, Presidente de la Asociación de Coleccionistas en Argentina, rescata que "todos somos amigos. Nos juntamos una vez por semana en mi casa a la que llamamos El Templo". Según cuenta, tiene más de 15.000 artículos de Coca Cola, aunque antes coleccionó boletos capicúas, monedas, billetes, estampillas y piedras duras. "incluso cuando mi mamá estaba enferma yo le compraba elefantes y me hice coleccionista de hipopótamos" añade, alegre.
Frederic Garriga, que vino de Barcelona, colecciona desde cosas de fútbol hasta cómics, pero a partir de los Juegos Olímpicos de Barcelona dice haberse aficionado por Coca Cola. "Ahora estoy en Argentina, en marzo en Malasia y en verano en Estados Unidos" anuncia.
De Uruguay llegó Roberto Arambillet, un hincha de Nacional y de Huracán de Argentina, que llegó a ver al Globo del 73 y quedó maravillado con ese equipo. "El coleccionismo es una afición, pero no debe ser confundido con una afección. No es amontonar, es buscar una cosa difícil. No hay que dejar de lado lo social, la búsqueda de amigos" narra Arambillet, con la paciencia de un charrúa auténtico.
Algo queda claro luego de recorrer la muestra: estos coleccionsitas son gente apasionada, que buscan sociabilizar y compartir lo que tienen. Pero algo más importante queda de manifiesto: aunque estuvieran muertos de sed en un desierto, nunca tomarían una Pepsi.