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“Acercarse al sentido de las cosas es un eterno fracaso”

  • Guillermo Cerminaro
  • 3 oct 2015
  • 5 Min. de lectura

Desde el jueves primero de octubre, en Espacio 37 (El Salvador 4607), se encuentra expuesta “Tierra Vacía”, la muestra de fotografía de David Sisso. Desde los comienzos de su carrera, él ha hecho click en la cámara para medios como El País (España), La Nación y GQ Latinoamérica, entre otros. Además, fue editor de fotografía en la revista Rolling Stone entre 1998 y 2008.


En la exposición, una serie de imágenes de 15 centímetros de diámetro flotan separados de la pared, sin enmarcado. Forman una línea de horizonte continua a la altura de la mirada que solo es interrumpido por una placa negra en la que se proyecta un video en loop, con una banda sonora, también compuesta por Sisso. “Ese diseño fue pensado específicamente para la sala. A mi me interesa mucho pensar los proyectos en función del espacio en los que se van a exhibir” explica el fotógrafo. Sin embargo, aunque se diga un artista guiado por el instinto, como demuestra esta charla, también hay muchas otras cosas que le gusta pensar.


¿Qué es tierra vacía?


En algún sentido es la continuidad de un proyecto más largo que se podría dividir en tres capítulos. El primero fue “Turista”, el segundo “Abundancia de Cielo” y éste, “Tierra Vacía”. Son tres cosas que fui exponiendo de diferentes maneras en diversos espacios y espero algún día poder exponer todo junto en una sala que permita desplegar el proyecto completo. Lo curioso, incluso para mi, es que hay ciertas obsesiones que se reiteran en mis intereses expresivos y, aunque conforman proyectos que tienen alguna particularidad, empiezo a ver que se trata más bien de diferentes capítulos de una misma historia. En general son imágenes que a primera vista pueden referir al paisaje, urbano o no, en las que casi nunca hay gente. La naturaleza o el paisaje urbano es abrumadoramente más importante que la figura humana. En tierra vacía prácticamente no hay referencias que no sean de la naturaleza pura. Todo el tiempo trato de no pensar estas fotos como “paisajes”, porque ese término refiere más bien a una referencia concreta de un espacio en un determinado tiempo. Eso es lo que exactamente a mí no me interesa. Para mí, todas estas fotos son más importante por lo que evocan, están mucho más vinculadas con la memoria y con los sueños que con la referencia de un espacio y un tiempo o con la descripción de un lugar geográfico. A mí me cuesta bastante explicar lo que hago y ponerlo en palabras, porque el proceso de trabajo es muy intuitivo. En mi caso personal es muy importante la edición, yo no salgo a fotografiar tal cosa. Fotografío cosas que me resultan atractivas o me interesan sin saber para bien por qué. Fotografío mucho, en general en circunstancias en las que estoy haciendo otra cosa. Donde sí hay una dedicación muy exclusiva, donde empieza a aparecer la construcción de un sentido, de un discurso visual, es en la edición, en la elección de las imágenes. Allí empiezo a pensar que hay un hilo conductor que las vincula, y comienzo a trabajar el material en términos del color, el clima, y luego, según los soportes en los que vaya a aparecer el trabajo, empiezo a pensar la materialidad. “Turista” es un proyecto más tradicional en su acabado, con fotos enmarcadas. “Abundancia de Cielo” son imágenes similares, pero empecé a trabajar el soporte, con las termo-transferencias y en “Tierra Vacía” decidí trabajar con círculos como formato.


¿Por qué decidiste trabajar con el formato circular?

Para ser totalmente honesto, en el inicio no hubo un motivo. Fue una forma que me pareció atractiva y me parecía pertinente al discurso visual con el que estaba trabajando. Después, yo mismo me sentí en la obligación de responder esa pregunta y empecé a investigar: ¿de dónde viene el círculo en el arte? ¿Por qué otros artistas alguna vez han decidido trabajar en ese formato? ¿Por qué el formato cuadrado o rectangular es el predominante en el arte? Y allí empecé a desarmar discursos. En principio creo que la razón fundamental era encontrar una forma que fuera más leve, más etérea, más vinculada a una imagen que se nos escapa entre las manos. Me parecía que la forma cuadrada es más hostil a esa idea que la circular. En la apertura del evento hablé con un realizador de cine que me decía “esto es como volver a las fuentes”, porque las primeras cámaras de Kodak capturaban fotos circulares. En realidad, todas las cámaras producen imágenes circulares. Luego, la ventana de obturación y la película la encuadran, para que haya un uso racional y eficiente de los materiales. El formato cuadrado es una especie de imposición cultural y también económica, es una convención. Debo confesar que todas estas cosas no estaban previamente pensadas, pero me parece que la construcción de obra y del hacer artístico implica estos diálogos entre las cosas que uno toma por intuición y que luego hay que tratar de entender por qué se hizo y adjudicarle alguna argumentación. El origen fue ese, para mí, lo leve es lo que atraviesa este proyecto. La imagen fotográfica, como decía Barthes, tiene eso de “emparentarla con la muerte”. Es como decir “esto es lo que fue y no va a volver a ser de esa manera”. Esa cuestión de la fotografía como documento es algo que a mí me interesa mucho quebrar. Me interesa más la imposibilidad de encontrar el sentido de las cosas y la imposibilidad de que los lenguajes logren encontrar ese sentido. Me parece que uno está permanentemente intentando acercarse al sentido de las cosas, pero eso para mí es un eterno fracaso. Es una permanente aproximación, en el mejor de los casos. Como todos los lenguajes, la fotografía también tiene eso. Es sólo una traducción de la realidad. Yo quiero reforzar esa idea en mis imágenes. Entonces, por ejemplo, me despojo del formato tradicional, el cuadrado o rectangular.

Durante muchos años vos has hecho otro tipo de trabajo, por ejemplo has sido director de fotografía de la revista Rolling Stone. Ese trabajo debe ser muy diferente.

Si, de hecho mientras fui fotógrafo en el diario La Nación y editor en Rolling Stone, nunca tuve la necesidad de encarar mis proyectos autorales, sentía mi cuota expresiva muy cubierta. Cuando empecé a trabajar más en publicidad, eso apareció como una necesidad vital y empecé a desarrollar estos proyectos.


¿Para lograr este tipo de imágenes el fotógrafo debe ser un ser paciente?


Me parece que sí, de hecho, “Tierra Vacía” es una invitación a la contemplación y la forma circular invita a eso. Me interesa mucho ese ejercicio de contemplar, poder darte el tiempo para poder lograr cierta sensibilidad, encontrar cosas que de otro modo dejarías pasar de largo. Y justamente esas son las coas que a mí me capturan, totalmente banales. Mis intereses tienen muy poco que ver con, por ejemplo, la fotografía documental, el momento preciso, la fotografía heroica documental, la denuncia. Estoy totalmente alejado de eso. Admiro a los que lo hacen, pero no es mi abordaje.






La muestra puede visitarse entre el 1ro y el 27 de noviembre en Espacio 37 (El Salvador 4407- Palermo Viejo)

 
 
 

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